domingo, octubre 29, 2006

Triunfar

Si usted desea triunfar, tiene que duplicar su tasa de fracasos
Tom Watson jr.

sábado, octubre 28, 2006

Cuento de Paulo Coelho

Un hombre, su caballo y su perro iban por una carretera. Cuando pasaban cerca de un árbol enorme cayó un rayo y los tresmurieron fulminados.
Pero el hombre no se dio cuenta de que ya había abandonado este mundo, y prosiguió su camino con sus dos animales (a veces los muertos andan un cierto tiempo antes de ser conscientes de su nueva condición...).
La carretera era muy larga y colina arriba. El sol era muy intenso, y ellos estaban sudados y sedientos. En una curva del camino vieron un magnifico portal de mármol, que conducía a una plaza pavimentada con adoquines de oro.
El caminante se dirigió al hombre que custodiaba la entrada y entabló con él, el siguiente diálogo:
- Buenos días.
- Buenos días - Respondió el guardián.
- ¿Cómo se llama este lugar tan bonito?
- Esto es el Cielo.
- ¡Qué bien que hayamos llegado al Cielo, porque estamos sedientos!
- Usted puede entrar y beber tanta agua como quiera. Y el guardián señaló la fuente.
- Pero mi caballo y mi perro también tienen sed...
- Lo siento mucho - Dijo el guardián- pero aquí no se permite la entrada a los animales.
El hombre se levantó con gran disgusto, puesto que tenía muchísima sed, pero no pensaba beber solo. Dio las gracias al guardián y siguió adelante.
Después de caminar un buen rato cuesta arriba, ya exhaustos los tres, llegaron a otro sitio, cuya entrada estaba marcada por una puerta vieja que daba a un camino de tierra rodeado de árboles.
A la sombra de uno de los árboles había un hombre echado, con la cabeza cubierta por un sombrero. Posiblemente dormía.
- Buenos días - dijo el caminante. El hombre respondió con un gesto de la cabeza.
- Tenemos mucha sed, mi caballo, mi perro y yo.
- Hay una fuente entre aquellas rocas - dijo el hombre, indicando el lugar - Podéis beber toda el agua como queráis
El hombre, el caballo y el perro fueron a la fuente y calmaron su sed. El caminante volvió atrás para dar las gracias al hombre.
- Podéis volver siempre que queráis - Le respondió éste.
- A propósito ¿Cómo se llama este lugar?- preguntó el hombre.
- CIELO.
- ¿El Cielo? Pero si el guardián del portal de mármol me ha dicho que aquello era el Cielo!
- Aquello no era el Cielo. Era el Infierno- contestó el guardián
El caminante quedó perplejo.
- ¡Deberíais prohibir que utilicen vuestro nombre! ¡Esta información falsa debe provocar grandes confusiones!-advirtió el caminante.
- ¡De ninguna manera!- increpó el hombre - En realidad, nos hacen un gran favor, porque allí se quedan todos los que son capaces de abandonar a sus mejores amigos...

La felicidad

Muere lentamente quien no viaja,
quien no lee,
quien no oye música,
quien no encuentra gracia en sí mismo.

Muere lentamente quien destruye su amor propio,
quien no se deja ayudar.

Muere lentamente quien se transforma en esclavo del hábito
repitiendo todos los días los mismos trayectos,
quien no cambia de marca,
no se atreve a cambiar el color de su vestimenta
o bien no conversa con quien no conoce.

Muere lentamente quien evita una pasión y su remolino de emociones,
justamente estas que regresan el brillo a los ojos
y restauran los corazones destrozados.

Muere lentamente quien no gira el volante
cuando esta infeliz con su trabajo, o su amor,
quien no arriesga lo cierto ni lo incierto
para ir detrás de un sueño
quien no se permite,
ni siquiera una vez en su vida,
huir de los consejos sensatos...

¡Vive hoy!
¡Arriesga hoy!
¡Hazlo hoy!
¡No te dejes morir lentamente!
¡NO TE IMPIDAS SER FELIZ!
de Pablo Neruda

sábado, octubre 21, 2006

El valor de la amistad

- Mi amigo no ha regresado del campo de batalla, Señor. Solicito permiso para ir a buscarlo, dijo el soldado a su teniente.

- Permiso denegado, replicó el oficial, no quiero que arriesgue Usted su vida por un hombre que probablemente ha muerto.

El soldado haciendo caso omiso de la prohibición, salió, y una hora más tarde regresó mortalmente herido, trasportando el cadáver de su amigo.

El oficial estaba furioso:
- Ya le dije … que había muerto!!!!. Dígame, ¿merecía la pena arriesgar su vida por traer un cadáver?.

Y el soldado moribundo respondió:
- Claro que si, Señor! Cuando lo encontré todavía estaba vivo y pudo decirme: “¡Estaba seguro que vendrías!”

¡¡¡ Un amigo es aquel que llega cuando todo el mundo se ha ido … !!!

"Los cuentos que a mi me gusta contar . 2" de Patricia Hashuel

sábado, octubre 14, 2006

Diseñando buenas conversaciones

Gran parte de nuestro poder esta ligado a la capacidad que tengamos de diseñar conversaciones. Por eso quiero compartir contigo algunas claves que pueden asistirte para hacer más efectiva tu comunicación:
- Transformar la queja en un pedido concreto con condiciones de satisfacción.
- Elegir el momento para abrir una conversación y no hacerlo compulsivamente o cuando estés enojado.
- Buscar un espacio de tiempo donde puedas conversar sin interrupciones.
- Hablar en primera persona mostrando tu punto de vista, sin acusar al otro ni querer convencerlo de tu forma de ver las cosas.
- Escuchar su punto de vista con atención.
- Enfocarte en la importancia de la relación en lugar de defender tu razón.
- Hacer pedidos concretos en lugar de esperar que el otro adivine.
- Distinguir hechos de interpretaciones.
- Reconocer las promesas que haces al hablar.
- Utilizar un "lenguaje que permita abrir posibilidades" en la relación.
Quiero mostrarte algunos ejemplos de lo que yo llamo " Lenguaje que abra posibilidades":
- Decir " busquemos alternativas" en lugar de decir "esto es imposible".
- "Me gustaría verlo de otra manera" en lugar de decir "Yo soy así".
- "Si, y....." en lugar de decir "si, pero..."
- "Seguramente habrá una solución" en lugar de decir "no hay nada que hacer".
- " Lo que yo interpreto de lo que vos decís es..." en lugar de decir "vos dijiste..."

Patricia Hashuel

jueves, octubre 12, 2006

Una tarea difícil: Aprender a no ser desgraciado

No es fácil cambiar de modo de pensar. Tú estás acostumbrado a un cierto tipo de pensamientos y a sus consecuencias debilitantes. Hay necesidad de trabajar mucho para poder deshacerse de los hábitos de pensamiento que has asimilado hasta ahora. Es fácil ser feliz, pero aprender a no ser desgraciado puede resultar difícil.

La felicidad es la condición natural de la persona. Esto es evidente cuando se observa a los niños pequeños. Lo que es difícil es deshacerse de todos los "deberías" y "tendrías que" que has digerido en el pasado.

Hacerte cargo de ti mismo empieza con tener conciencia de ti mismo. Pon atención cuando digas cosas como "Me han ofendido". Piensa en lo que estás haciendo en el momento que lo estés haciendo. El nuevo pensamiento requiere ser consciente de tus viejos pensamientos. Te has acostumbrado a patrones mentales que identifican las causas de tus sentimientos en hechos externos.

Has empleado miles de horas de refuerzo para apoyar estos pensamientos y tendrás que equilibrar la balanza poniendo miles de horas de pensamientos nuevos, unos pensamientos que asumen la responsabilidad de tus propios sentimientos. Es difícil, realmente difícil; pero ¿qué importa? Ciertamente no es motivo para dejar de hacerlo.

Recuerda los tiempos en que estabas aprendiendo a manejar un automóvil con cambios manuales. Te enfrentabas con un problema que parecía insuperable. Tenías tres pedales pero sólo dos pies con que manejarlos. Lo primero fue tomar conciencia de la complejidad de la tarea. Suelta el embrague lentamente, el coche demasiado rápido, hay sacudidas, aprieta el pedal del acelerador al mismo tiempo que sueltas el embrague, el pie derecho para el freno, pero el embrague tiene que entrar, o pegarás otra sacudida. Millones de señales mentales: siempre pensando, usando tu cabeza. ¿Qué hago? Estoy consciente, alerta, y al cabo de mil pruebas, equivocaciones y esfuerzos reiterados llega el día en que te subes a tu coche y sales conduciendo. Nada de vacilaciones, nada de sacudidas, nada de pensamientos. Conducir con embrague manual se ha convertido en algo completamente natural, y ¿cómo lo hiciste? Con gran dificultad. Con mucho pensar-en-el-presente, mucho recordar, con trabajo y esfuerzo.

Tú sabes regular tu mente cuando se trata de realizar trabajos físicos, tales como enseñar a tus pies y a tus manos a que coordinen sus esfuerzos para conducir un coche. El proceso es menos conocido pero funciona igual en el universo emocional. Has aprendido los hábitos que tienes ahora usándolos y reforzándolos durante toda tu vida. Te sientes desgraciado, enfadado, herido y frustrado automáticamente porque así aprendiste a pensar hace mucho tiempo. Has aceptado tu comportamiento y no te has preocupado de la posibilidad de cambiarlo. Pero puedes aprender a no ser desgraciado, a no estar enfadado, o herido o frustrado del mismo modo que aprendiste todas esas actitudes de autofrustración.

Por ejemplo, se te ha enseñado que ir al dentista es una experiencia desagradable y que está asociada con sensaciones de dolor. Siempre has sentido que era desagradable e incluso te has dicho a ti mismo cosas como:

"dio el torno". Pero todas éstas son reacciones aprendidas. Tú podrías hacer que la experiencia funcionara a tu favor si decidieras que se trata de un procedimiento agradable. Podrías, si realmente decides usar tu cabeza, hacer que el ruido del torno te haga pensar en una hermosa experiencia sexual y cada vez que suene su ronroneo podrías entrenar a tu mente a que se imagine el momento más orgiástico de tu vida. Podrías pensar diferentemente sobre lo que solías llamar dolor, y elegir sentir algo nuevo y agradable. Te resultará mucho más agradable y gratificante dominar tus propias circunstancias dentales que aferrarte a las viejas imágenes y simplemente resignarte.

Quizá te cuesta creerlo. Puede que digas algo así como: "Yo puedo pensar en lo que quiera pero igual me siento desgraciado cuando el dentista me mete el torno en la boca". Esto nos Lleva de vuelta al embrague manual.

¿Cuándo creíste que podías manejarlo? Un pensamiento se convierte en una certidumbre cuando lo elaboras, no cuando pruebas hacerlo una vez y luego tomas como pretexto tu falta de pericia o fracaso inicial para dejar de hacerlo.

El hacerte cargo de ti mismo implica un esfuerzo más grande que el que significa simplemente especular con ideas nuevas. Implica la determinación, la decisión de ser feliz y de enjuiciar y destruir todos y cada uno de los pensamientos que te producen una infelicidad autoinmovilista.
"Tus zonas erróneas" de Wayne W. Dyer