En el comienzo fue la voz,
la expresión, el mundo, la palabra plasmadora.
Entonces Dios rompió el cerco de su soledad
y se volcó afuera y dijo.
Y todo fue dicho.
La palabra hendió la cáscara del sonido
y dió a luz la luz.
Un mundo hecho con palabra,
de palabra; palabras que son el mundo.
Palabras y los consecuentes silencios.
La palabra es el origen y el fin del universo.
Decir el mundo es hacerlo ser.
Del libro: " Cabalá para todos" de Jaime Barylko, Ediciones B, grupo zeta z
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