jueves, diciembre 07, 2006

Metáfora de la vela y la niña

Había una vez una vela encendida que reflejaba su tranquila luminosidad en un espejo redondo, donde su luz fulgurante se multiplicaba en el azogue del cristal, disolviendo el misterio que envolvía a la niebla de la aurora.
A su lado, una niña observaba con ojos molestos, un capullo de destellos que ataba con hilos de seda, los sonidos del olvido al presente.
Entonces, un soplo de aire fresco con sigilo consumió la vela, y allí estalló el silencio, por lo que, los ojos de la chiquilla, ahora libres del encanto que los enlazaban a sus dorados destellos, se elevaron de la apagada vela, al cielo azul inmenso
María Clara Rossi
Parábola realizada en el transcurso de un curso de "Sombra"

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