domingo, noviembre 19, 2006

La conversación más difícil

¿Se anima a preguntarse si usted se muestra con l@s demás realmente como es? No le digo si engaña a l@s demás. Le pregunto si usted muestra todo lo que usted es, o dice “no hay que abrirse a los demás para que no vean todo lo tuyo”.
Le pregunto: ¿No le gustaría mostrarse diferente? ¿Qué hay que usted no dice?¿Qué le gustaría decir pero no lo hace?
Hoy me gustaría hablar de AUTENTICIDAD, de coherencia entre lo que pensamos y lo que decimos, entre la tensión que se genera en nuestro cuerpo cuando tenemos que esconder o reprimir algo.
Y algo que va muy ligado a esto. ¿Cómo decimos eso que tenemos ganas de decir, sin generar conflictos? ¿Cómo tener esa conversación con esa persona o con esas personas con las que no nos animamos a ser absolutamente auténtic@s, o espontáne@s?
¿Qué no nos decimos a nosotr@s mism@s?
Le pregunto: ¿No le lleva demasiada energía este no hablar o este no poder decir? L@ invito a preguntarse ¿Cómo me sentiría, si lo digo?
¿Le pasa esto a usted? ¿Siente que a otra persona le pasa con usted esto? Esto es, que a otra persona le cuesta decirle algo a usted, o le cuesta ser auténtic@ con usted.
Esto tiene relación no solo con la comunicación, sino con algo que va más allá, que es la diferencia entre quiénes somos y quienes decimos ser.
Le propongo que este espacio le sirva para preguntarse ¿Quién soy? ¿Quién digo que soy? ¿Cómo me siento con eso?
Si no puede responderse, no se preocupe. Usted puede definir quién es, a partir de este momento. Siéntese a solas con su alma y ella le dará la respuesta. Pero tómese el tiempo de encontrarla.
Muchas veces se genera tensión en nuestras vidas, o nos sentimos que andamos a la deriva –hablando vulgarmente “como pelota sin manija”. Que el tiempo pasa y no lo “controlamos”, que no alcanza la semana para hacer todo, que no tenemos tiempo de nada, que los demás están todos locos … ¿y nosotros? ¿y usted? ¿Qué pasa con usted?
Creo que la primera pérdida de esta “autenticidad” de la que le hablaba, es principalmente, este no poder “ser auténtico con nuestro ser” (valga la aparente redundancia). Y esto pasa cuando no nos preguntamos si quiera por eso.
¿Qué nos motiva, qué queremos, qué soñamos, qué nos apasiona de estar con quienes estamos, qué nos llena el corazón de alegría cuando compartimos con amig@s, qué le da sentido a las relaciones que tenemos con l@s demás? ¿Qué le da sentido a mi vida?
En este punto, nuestra autenticidad se nos oculta en una conversación que nos falta tener con nosotr@s mism@s. Por no parar el juego, por no encontrarnos con nosotr@s. Se me presenta una figura, que sería como nuestra alma y nuestro ser, escondidos dentro de nuestro cuerpo, mirando como por una hendijita pequeña, por dónde poder mostrarse. No encontrando ese lugar por donde manifestarse. Y si lo hace, nuestro cerebro, lo reprime y le dice “no pará, callate que no tenemos tiempo para eso”.
La segunda pérdida de nuestra autenticidad, me parece que se da cuando atrapad@s en este juego del tiempo y del “acelere” de la vida cotidiana, empezamos a amoldarnos a las cosas, a las circunstancias, a las personas, a las relaciones tal como están. Entonces hay una vocecita dentro nuestro que nos dice “ NO, esto no es lo que vos querés” y sin embargo, decimos “Si”. O nos amoldamos a los pedidos, a los deseos, a los gustos de las otras personas, que no son los nuestros. Miedo a quedar sol@s, a no decepcionar a los demás, a que no nos quieran, ¿a qué más le parece?
Esta pérdida de autenticidad, esta falta de coherencia entre nuestras conversaciones internas y lo que manifestamos, nos quita energía, fuerza, nuestro estado de ánimo se deteriora cada vez más, se nos va la alegría.
Si logramos comunicarnos auténticamente, si nuestro ser aparece, honestamente, íntegro, entero, las conversaciones con los demás se dan sin conflicto. Le puedo garantizar que va a encontrar la manera de tener las conversaciones con los demás sin fricciones, la otra persona va a comprender. Si usted deja que la otra persona se exprese con su ser, y se comunican desde ese lugar, no habrá conflictos insuperables. Y lograrán amb@s crecer.
NO deje que su ser se calle, déjelo hablar. Aunque esa sea la comunicación más difícil para usted. Trate de conversar con su alma. Trate de encontrar esa autenticidad, para su vida, para sus relaciones. Y recuperará la alegría, porque sin duda, cuando su ser se manifiesta, se manifiesta la maravilla de estar viv@.
Dra. Laura Barrera ( laurabarrera@arnet.com.ar )
Boletín "Comunicándonos".

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